

HISTORIA DE UN CASCO QUE VOLVIÓ DE MALVINAS.
2 de Febrero del 2006,0610 hs, aeropuerto de Santiago de Chile.allícomenzaba el viaje que había soñado toda mi vida, después de varios tramitesburocráticos finalmente la Embajada de Gran Bretaña aprobó mi visa paraviajar a Malvinas.Yo no tenia motivo aparente para realizar ese viaje segúnlas autoridades británicas, pero tampoco había motivo justificable paranegarme la visa. Pero eso no fue todo, no conformes con ponerme mil trabaspara darme la visa luego me tocaría pasar por la discriminación masdescarada que habría podido imaginar en mi vida. LAN CHILE, la únicacompañía aérea por la cual se puede llegar a Malvinas me cobraba 4 veces masel valor del pasaje, solo por el hecho de ser argentina. Era mas queevidente que todo se complotaba para que desistiera de la idea de viajar,pero no lo iba a hacer de ninguna manera, yo tenia que viajar sí o sí. Asique pague lo que me pidieron y no tuvieron mas que darme mis pasajes. Esanoche dormí en el aeropuerto de Santiago hasta que se hiciera la hora deabordar el avión. Una vez abordo y ya pasadas un par de horas, aterrizamosen Río Gallegos, paradójicamente Argentina tiene el puente aéreo prohibidohacia las Islas, pero los boeing de Lan no tienen un tanque de combustiblelo suficientemente grande como para abastecer a la nave en todo el trayecto,por lo que obligatoriamente paran en Río Gallegos a cargar lo que les faltapara poder seguir hacia Puerto Argentino, o Puerto Stanley, como actualmentelo llaman, aunque todos sepamos que su nombre siempre va a ser PuertoArgentino. Cuando estábamos en Gallegos, la azafata se me acercó y mepreguntó si era la pasajera argentina, le conteste afirmativamentepresintiendo que tal vez me pusieran alguna traba mas para llegar al lugar,pero no, la asistente solo se limito a informarme quepor cuestiones de seguridad la Embajada de Gran Bretaña dictaminó que nopodría hospedarme en una hostería común sino que estaría bajo custodiabritánica y que la misma me estaría esperando en la zona de arribos delaeropuerto. Tal como me lo habían notificado había dos oficiales aguardandomi arribo,el Tte. de Paracaidistas Justin Libstone,oriundo deBerkshire(Inglaterra) y recién llegado a su puesto desde Afganistán,y elTte. de los Royal Marines Mark Boghart. De inmediato cargaron mi equipaje enuna van verde que utilizan en sus unidades y me llevaron al que seria migran hotel spa 5 estrellas... La base de los Royal Marines en Moody Brook,nada mas y nada menos que la emblemática base que tomáramos aquel 2 de abrilde 1982... Las coincidencias empezaban a aparecer asombrosamente en mihistoria.
EL PLAN DE VIAJE
Mi principal motivo para estar allí era rendir homenaje a mi gente, aquéllagente que nunca conocí y que tampoco me conoció ni supo de mi existencia ycon la cual nada nos unía a simple vista, pero si nos hermanaban los coloresde una misma bandera, el amor a una misma patria, la esperanza por un ideal,el dolor de una derrota y la paz del deber cumplido sin importar losresultados. Yo quería recorrer todos y cada uno de esos lugares donde loshombres de mi patria, tal como lo hicieran durante la gesta libertadora,combatieron con alma y vida por su tierra y por sus derechos,tal como enaquel entonces en total desigualdad de condiciones, contra un enemigo mayoren número, en experiencia,en adiestramiento,en tecnología y en armamento. Yahí estuvieron ellos, con lo poquito que tuvieran, con lo poco o mucho quesupieran, dando todo de sí por todos los que en ese momento estábamos deeste lado del continente, la mayoría indiferentes a la causa y por todosaquellos que estuvieran por venir, para que les sirviera de ejemplo, paraque el pueblo aprendiera a valorar su patria sin importar si se ganaba o seperdía, lo importante de ese ejemplo era que aun sabiendo que se peleabacontra un gigante, Argentina se ponía de pie para defender lo que lecorrespondía, pero claro hoy eso no se tiene en cuenta, es preferible hablarde Malvinas como una masacre, el genocidio final de la terrorífica dictaduramilitar, esa historia contada a medias y sobrepasada de mentiras que todo unpueblo prefiere creer. El primer día de mi viaje seria destinado a recorrerlos montes Kent, Dos Hermanas, Tableton, Longdon y Tumbledown. Sin lugar adudas los lugares mas ensangrentados por la gesta. En el monte Longdon yodebía cumplir una promesa que había hecho a los veteranos de guerra de miciudad, iba a llevar un par de rosarios a la cruz que estaba en la cima,pero en las mismas condiciones en las que hubieran estado ellos en el 82.Después de una larga discusión con los oficiales británicos por no quererponerme el equipo de Gore-tex provisto finalmente pude empezar a subir.Eran12 kms, cuesta arriba, el viento superaba los 80 kms p/h, latemperatura –2°C y lloviznaba. La ropa mojada y el viento helado eraninsoportables, era un dolor inimaginable. Llego un momento en que ya nopodía moverme, tenia entumecido el cuerpo y ya no sentía las extremidades,pero aun así llegue a la cima y cumplí con lo prometido. Al bajar no puedehacer mas que unos cuantos metros, la hipotermia me superó y la fiebre habíallegado a los 40°C, empecé a sentirme mareada y por ultimo me desmayé, porlo que el oficial Libstone tuvo que cargarme hasta la van paraposteriormente trasladarme a la base. Una vez allí me hospitalizaron ahímismo y me pusieron vaya Dios a saber que fármaco mágico en ese suero perolo cierto es que a la hora estaba como nueva.
Al otro día, salimos hacia los campos minados de Fitz Roy, solo hay algunaszonas señalizadas, pero la mayoría no lo están, por lo que es una zonaextremadamente peligrosa. Después de haber estado allí seguimos nuestroviaje hacia Goose Green, demás esta decir que todo el lugar parece unaescena en pausa a la cual solo le falta la gente, nada en la islas se movióde su lugar, todo quedo intacto y si se movió, solo lo hizo el viento. Lasimágenes son desgarradoras, cañones, esquirlas, hasta cartas y estampitastodo esta ahí como en un sueño latente. Pasando Goose Green nos encontramoscon el camino que nos llevaba directo al cementerio de Darwin, a pocosmetros un cartel blanco indica ARGENTINA CEMETERY, no puedo expresar conpalabras la tristeza que causa el solo ver ese cartel.
Cuando llegamos al cementerio me encontré con la desagradable sorpresa deque un contingente de turistas chilenos estaba allí, sacándose fotos en lastumbas como si fueran un personaje de Disney, se me revolvió el estomago desolo verlos, inmediatamente le pedí a Libstone que por favor los hicieraretirarse del lugar cuando yo estuviera allí, El marine, como siempre, seopuso alegando que solo eran turistas y que tenían tanto derecho como yo deestar allí, a lo que me limite a contestar “Esto no es un shopping! Esos sonMIS muertos!”Listone interrumpió la discusión entre el marine y yo y aceptomi pedido procediendo a retirar al contingente del lugar, quienes sequedaron detrás del cerco observando todo. Volví a la van, busque mi mochilay de allí saque una bolsa llena de pins idénticos al de los veteranos deguerra, 649 pins, uno por cada cruz, uno por cada uno de ellos los cuales notuvieron la oportunidad de volver para que se los condecorara, aquellos quehabían dado su vida para que esa condecoración hoy tuviera sentido.Nuevamente el marine irrumpió oponiéndose me quito la bolsa de las manos, medijo que el reglamento prohibía los colores celeste y blanco sobre sueloisleño, a lo que sutilmente le respondí “intente cambiarle los colores alcielo Tte, y dígale a Dios que el reglamento no lo permite”, se enfureció detal manera, me insulto con todos los agravios de su pobre vocabulario, perootra vez, como siempre, salió Libstone en mi defensa, preguntó que sucedía,el le contó su versión de los hechos, yo solo me limite a apelar a su lógicapero por sobre todo a su corazón: -“Tte. sepa Ud. que conozco perfectamenteel reglamento y que no es mi intención ponerlo en compromisos, pero con unamano en el corazón dígame a quien ofendo colocando estos pins en lascruces?Ud es un hombre de armas, lleva años peleando,y seguramente ha vistomorir a muchos de sus camaradas, no es acaso mayor falta de respeto el nopermitirle a un caído en combate,a alguien que ha dejado su alma peleandopor su patria,tener consigo la bandera por la cual murió?- Se hizo un gransilencio,Libstone dudaba entre lo que debía hacer y lo que la realidad queyo cruelmente le había mostrado,finalmente asintió,y no solo eso,sino quefue el quien me ayudo a poner los pins en las cruces,una por una y ante lavista de todos. Cuando terminamos,volví a la van y baje un grabador chicoque tenían ellos en la base,había llevado un cd de la fanfarria altoPerú,con el himno grabado.Fui directo hacia la cruz que preside elcementerio y puse a sus pies el grabador ,y ahí comenzó a sonar,esaintroducción majestuosa y hasta omnipotente de nuestro HimnoNacional,haciéndose oír con las mas hermosa supremacía,frente atodos,chilenos,británicos y cubriendo de gloria todas esas cruces blancasque hasta ese día solo habían sido acompañadas por la voz del viento y losacordes del silencio de la mas absoluta soledad del lugar. Ahí,soloahí,preste verdadera atención a lo que nuestro Himno decía,cada una de suspalabras parecía justa para cada momento.La emoción me embargo porcompleto,el llanto casi ni me dejaba cantar,llegada la ultimaestrofa,comprendí que justamente eso fue lo que nunca hicimos,comprender,sipor un segundo nos detuviéramos a analizar esas palabras que tantas vecescantamos por inercia tendríamos la respuesta mas noble a la eterna y absurdapregunta popular “Por que tuvimos que pelear en Malvinas?”Interesespolíticos?tal vez, Demagogia militar?tal vez,pero la verdadera respuestaestaba ahí: -“ Sean eternos los laureles que supimos conseguir! Coronados degloria vivamos...O juremos con gloria morir”,y claro que asi fue,murieroncon la mayor de las glorias,murieron por su patria,por su gente,por subandera,pelearon y murieron en Malvinas por la sencilla razón de serARGENTINOS. Libstone no podía creer lo que veía,de hecho,no lo podíaentender,en su mentalidad estricta y su corazón cegado no cabía la idea deque alguien sin relación alguna con esas cruces pudiera llorar hasta elahogo por esa causa.Se me acerco y con total frialdad intento consolarmediciéndome “Don´t cry it´s just war”-(no llores,es solo una guerra)- Lo mireanonadada,y le respondí:” No es solo una guerra,son personas,como Ud comoyo,con un padre,una madre,una esposa y hasta tal vez hijos,hijos sin laoportunidad de tener a su padre,padres sin la oportunidad de volver a ver asus hijos y ni siquiera poder tener una tumba donde llevar una flor...esoes!” automáticamente bajo la vista,como avergonzado y no volvió a hablar.
Ya de vuelta en Puerto Argentino,le pedí que me llevara a una capillita a lacual asistían los veteranos durante la guerra para recibir la misa,la únicacapilla católica del lugar ya que en su mayoría son todosanglicanos.Listone me llevo hasta alli.Una vez dentro vino a recibirnos elPadreWilliam O´Connelly,un sacerdote católico de Irlanda del Sur,de unos 80años,el mismo que había estado ofreciendo el santo sacramento en aquellaoportunidad durante el 82. Nos hizo pasar a la sacristía y nos ofreció eltípico te ingles earl grey,pero Libstone no acepto y solo se limito aquedarse parado en la puerta observando y escuchando la conversación.Advertí al Padre que conocía los reglamentos y que no era mi intencióncausarle problemas,pero que aun conociendo las prohibiciones había llevadoconmigo una bandera de ceremonia argentina y que mi intención era ofreceruna misa por las almas de los caídos en combate argentinos y que la mismafuera bendecida durante la ceremonia,de este modo seria la única banderanacional bendecida en suelo malvinense.El Padre acepto sin bacilar,por elcontrario manifestó estar orgulloso de poder hacerlo y que la bendición deDios no se le niega a nadie,fuera cual fuera su nacionalidad. Durante lacharla empezó a contar todo lo que había vivido en aquel entonces,la capillaera victima del continuo bombardeo británico,fue prácticamente destruida yse la utilizaba como hospital de campaña improvisado.-“Vi a hombres lloracomo chicos y a chicos pelear como hombres,pero por sobre todas las cosasfui testigo de un valor admirable” comento. Libstone ajeno a laconversación,escuchaba con gran atención. Cuando salimos del lugar mesugirió la idea de invitar a la población de Puerto Argentino y lo único queatine a hacer fue a reírme,le dije que en la mentalidad del isleño losargentinos eran locos invasores y que nadie iba a querer ir,que eraridículo.Sin embargo insistió,por lo que termine aceptando su idea y lo dejea cargo pero sin ninguna esperanza de que eso funcionara.
Al otro día,después de haber recorrido la Gran Malvinas y de haberme enteradoque estaba bajo bandera chilena,como premio por su gran apoyo a Inglaterraen la guerra,salimos de la base hacia Pto Argentino para oficiar lamisa,para mi total sorpresa la capilla estaba llena de gente y en su mayoríahabían llevado ofrendas florales.No podía salir de mi asombro ni tampocopodía contener las lagrimas.Libstone se acerco y orgulloso de su logro mepregunto:-“No estas contenta?vino mucha gente” a lo que le respondí queobviamente estaba feliz por lo que veía,que nunca había pensado que losisleños pudieran algún día llegar a asistir a un homenaje a caídosargentinos,pero que lo que me entristecía era que si eso mismo lo hubierahecho en cualquier parte del país,la respuesta hubiera sido muy distinta”ahíel que no entendió nada fue el pero bueno eso era algo muy difícil deexplicar. La misa se llevo a cabo,la bandera fue bendecida mientras en elórgano se entonaba el “Salve Argentina” con las partituras que yo mismahabía llevado.Terminada la ceremonia,recibí las ofrendas florales y nosdispusimos a retirarnos a la base. Puse las flores en los brazos de Listonesy le dije que las guardara que al día siguiente las llevaríamos a SanCarlos. Entonces me pregunto por que habríamos de llevarlas allá,le dije quequería llevarlas al cementerio ingles,se quedo mirándome sin saber que deciry solo pregunto-“por que vas a llevarle flores a ellos,mataron a tu gente”“y mi gente los mato a ellos” le conteste,en una guerra se pierden vidas deambos bandos,pero todos son personas comunes y corrientes,a veces sin sabersiquiera la causa por la que se pelea,pero lo mas importante es que mas alláde cualquier bandera,creencia,religión,ideología política todos se merecenuna flor o un padre nuestro”,no me dijo nada,se le llenaron los ojos delagrimas y disimulando me dio un beso en la mano,como quien da las gracias.Efectivamente al otro día fuimos a san Carlos a llevar las flores,cuandotermine de colocarlas lo tome de la mano y le sonreí,el estaba comoconsternado,cuando lo iba a soltar,me volvió a sujetar la mano,me miro a losojos y me dijo:- “En los 4 meses que llevo aquí nunca se me ocurrió siquierapisar este lugar,y vos les trajiste flores”,-“Desde que llegaste,todo lo quecreí que sabia a la perfección se me desmorono,me di cuenta de que no sabianada...de la vida...no sabia nada. Hice de la guerra mi modo de vida,peleodesde que tenia 12 años,no conozco otra forma de vida que no sea esta,peronunca vi. el lado humano de la guerra,para mi solo era un trabajo y para mipueblo un nombre mas en una placa si algún día me llego a morir pero nadamas que eso.Nunca supe lo que es pelear por defender mi bandera,yo siemprefui el que ataco,recién con vos aprendí eso. Lo verdaderamente triste es queyo soy conciente de que nunca voy a tener a nadie que llore por mi de laforma en la que vos lo hiciste,ni mucho menos que haga todo lo que voshiciste aun sin siquiera conocerme,ese es un privilegio que al parecer solotienen ustedes.También me di cuenta de lo solitaria que es y va a seguirsiendo mi vida,porque yo se que de acá voy a ir directo a algún otro lugar apelear y que clase de vida podría ofrecerle a una mujer o a mis futuroshijos,un padre ausente o en el peor de los casos un padre muerto,no,seriamuy egoísta de mi parte tener una familia,yo elegí esto y debo afrontarlosolo” Me dio tanta pena oír todo eso! Lo Vi. tan triste,a ese que creía tanprofesional e insensible,pero si había algo bien claro era que ese viaje noshabía servido a los dos para ver la vida de una forma muy distinta.
Al día siguiente Libstone me llevo el desayuno a la habitación,nos habíamoshecho muy buenos amigos.Ahí fue cuando me comunico que había pronostico detemporal para el otro día y que por la probabilidad de que se cerrara elaeropuerto y se me venciera la visa Devi volver un día antes. Esa tardefuimos a un lugar cercano al camino que unía el antiguo aeropuerto de MountPleasant con Puerto Argentino,allí estaban apostadas la mayoría de lasunidades argentinas de infantería y artillería de defensa aérea,los pozos aligual que todo el resto del lugar estaban intactos,frente a esa imagen seencontraba el mar,con esas playas de arenas blancas,esas aguas transparentesy turquesas paradisíacas y pingüinos por doquier.Al lado de uno deellos,sobre un puentecito roto me senté a mirar el mar,era mi despedida dellugar,Libstone me observo algo triste,me pidió permiso para sentarse a milado y como queriendo levantarme el animo me comento:- “Cuando no estoy deltodo bien,trato de recordar cosas bonitas o de aferrarme a algo muy Mio,deesa manera se me pasa”le sonreí agradecida por su intento de alegrarme unpoco y le respondí que por mas que el lugar fuera hermosísimo,a mi se mehacia muy difícil pensar en algo lindo en ese lugar y que no tenia nada Miopara aferrarme allí” a lo que el tomo un puñado de turba con su mano,abrióla mía ,puso la turba en mi mano y me hizo cerrarla diciéndome “Eso estuyo,o no es la razón por la que estas acá?”no hicieron falta maspalabras,por fin estábamos hablando el mismo idioma.
Se hacia tarde,ya era hora de volver a armar el equipaje para regresar aBuenos Aires,asi que emprendimos la vuelta a la base,pero de pronto,algo medetuvo,nunca supe bien que,pero algo me decía que debía hacer algo antes deirme.De los centenares de pozos que había en el camino solo me detuve frentea uno,era ese,no otro. Después de discutir con Libstone logre que me dejaraentrar,buscaba entre el barro no sabia que,pero buscaba sin parar.Y loencontré,encontré un casco todo embarrado y tras un trato con Libstone y suincondicional amabilidad,aun jugándose su carrera me permitió llevármelo ala base,por supuesto sin que nadie lo supiera,nos encerramos en elbaño,lavamos el casco y en su interior,en el endocasco tenia grabado acuchillo o vaya Dios a saber con que elemento punzante el nombre del soldadoal cual había pertenecido y durante 24 años había estado ahí abajo esperandoa su dueño inútilmente. Llame a Buenos Aires,en el casco también figuraba elnombre de su unidad,me dijeron que figuraba en la lista de caídos encombate. El casco llego a Buenos Aires en abril del 2006,gracias a Libstone.
Ricardo Mario Gurrieri,murió a los 19 años de edad,un 25 de mayo al mediodía,el día de la Patria,al ser alcanzado por una esquirla de una mina de 500libras con espoleta a retardo. En sus cartas manifestaba estar orgulloso yfeliz de estar alla,defendiendo su tierra,su bandera. La ultima carta laescribió una hora antes de morir,su post data decía: -“Mamy no te preocupespor mi,yo voy a estar bien y te prometo que pase lo que pase algún día,dealgún modo voy a volver”
El casco hoy esta sobre su cama,en su casa,con su mama.
Ricardo Gurrieri padre,fue veterano de de la segunda guerra mundial bajo lasordenes de Rommel.Estuvo como prisionero de guerra en manosbritánicas,soporto todo tipo de torturas y 5 simulacros de fusilamiento.Cuando la guerra culmino vino a la Argentina ,como tantos otrosinmigrantes,en busca de un hogar en paz para poder formar su familia y nuncamas tener que pasar por el horror de la guerra. Paradójicamente el destinoquiso que la guerra se llevara a su hijo menor,a manos del mismo enemigo queel burlara 43 años atrás. escribió un libro contando su historia llamado“Del Africa a las Malvinas”. Construyo de su bolsillo el monumento a loscaídos en Malvinas de la ciudad de Mar del Plata y una vez inauguradofalleció.
Tras tres años de burocracia y perseverancia desde el día de mi vuelta delas islas,logre que el gobierno volviera a subvencionar los viajes aMalvinas para los familiares de nuestros héroes,y que el gobierno autónomode las islas otorgara un permiso especial para que en el año 2007 elrompehielos ARA Almirante Irizar puediera ingresar al territorio marítimoisleño para poder retirar de Puerto Argentino muchos de los resabios deguerra que allí se encuentran,con el objeto de repatriarlos y que fueranexpuestos en Buenos Aires,pero tal logro fue tomado con Total y absolutaindiferencia por el Almirante Godoy,Jefe de Estado Mayor de la Armada,quiense negó a dar la orden al rompehielos para que se desviara a las islasMalvinas durante su vuelta de la campaña antártica.
Hoy ,ya cumplida mi misión de poder ayudar a los familiares de los caídos enla gesta para que pudieran viajar a visitar sus tumbas,solo me resta seguirdifundiendo la verdad sobre nuestra historia,y que esta parte tan importantede nuestra historia contemporánea no siga siendo pisoteada por ideologíaserradas,que no solo no son constructivas para la nación sino que hacen de unacto netamente heroico y necesario un hecho aberrante ,el cual en vez deinspirar orgullo solo inspira lastima y siembra rencores. Malvinas,no fueuna locura que se le ocurrió una noche a un loco borracho,Malvinas fue,es ysera siempre una causa justa,la cual fue defendida de la manera masextraordinaria y admirable,decir lo contrario es faltarle el respeto a las649 almas que quedaron allí en pos de esa causa justa.
Un pueblo sin memoria está condenado a repetir su misma historia, y si esamemoria no está completa o esta tergiversada entonces ese pueblo solo va agenerar herederos del odio, generación tras generación.
Mi principal motivo para estar allí era rendir homenaje a mi gente, aquéllagente que nunca conocí y que tampoco me conoció ni supo de mi existencia ycon la cual nada nos unía a simple vista, pero si nos hermanaban los coloresde una misma bandera, el amor a una misma patria, la esperanza por un ideal,el dolor de una derrota y la paz del deber cumplido sin importar losresultados. Yo quería recorrer todos y cada uno de esos lugares donde loshombres de mi patria, tal como lo hicieran durante la gesta libertadora,combatieron con alma y vida por su tierra y por sus derechos,tal como enaquel entonces en total desigualdad de condiciones, contra un enemigo mayoren número, en experiencia,en adiestramiento,en tecnología y en armamento. Yahí estuvieron ellos, con lo poquito que tuvieran, con lo poco o mucho quesupieran, dando todo de sí por todos los que en ese momento estábamos deeste lado del continente, la mayoría indiferentes a la causa y por todosaquellos que estuvieran por venir, para que les sirviera de ejemplo, paraque el pueblo aprendiera a valorar su patria sin importar si se ganaba o seperdía, lo importante de ese ejemplo era que aun sabiendo que se peleabacontra un gigante, Argentina se ponía de pie para defender lo que lecorrespondía, pero claro hoy eso no se tiene en cuenta, es preferible hablarde Malvinas como una masacre, el genocidio final de la terrorífica dictaduramilitar, esa historia contada a medias y sobrepasada de mentiras que todo unpueblo prefiere creer. El primer día de mi viaje seria destinado a recorrerlos montes Kent, Dos Hermanas, Tableton, Longdon y Tumbledown. Sin lugar adudas los lugares mas ensangrentados por la gesta. En el monte Longdon yodebía cumplir una promesa que había hecho a los veteranos de guerra de miciudad, iba a llevar un par de rosarios a la cruz que estaba en la cima,pero en las mismas condiciones en las que hubieran estado ellos en el 82.Después de una larga discusión con los oficiales británicos por no quererponerme el equipo de Gore-tex provisto finalmente pude empezar a subir.Eran12 kms, cuesta arriba, el viento superaba los 80 kms p/h, latemperatura –2°C y lloviznaba. La ropa mojada y el viento helado eraninsoportables, era un dolor inimaginable. Llego un momento en que ya nopodía moverme, tenia entumecido el cuerpo y ya no sentía las extremidades,pero aun así llegue a la cima y cumplí con lo prometido. Al bajar no puedehacer mas que unos cuantos metros, la hipotermia me superó y la fiebre habíallegado a los 40°C, empecé a sentirme mareada y por ultimo me desmayé, porlo que el oficial Libstone tuvo que cargarme hasta la van paraposteriormente trasladarme a la base. Una vez allí me hospitalizaron ahímismo y me pusieron vaya Dios a saber que fármaco mágico en ese suero perolo cierto es que a la hora estaba como nueva.
Al otro día, salimos hacia los campos minados de Fitz Roy, solo hay algunaszonas señalizadas, pero la mayoría no lo están, por lo que es una zonaextremadamente peligrosa. Después de haber estado allí seguimos nuestroviaje hacia Goose Green, demás esta decir que todo el lugar parece unaescena en pausa a la cual solo le falta la gente, nada en la islas se movióde su lugar, todo quedo intacto y si se movió, solo lo hizo el viento. Lasimágenes son desgarradoras, cañones, esquirlas, hasta cartas y estampitastodo esta ahí como en un sueño latente. Pasando Goose Green nos encontramoscon el camino que nos llevaba directo al cementerio de Darwin, a pocosmetros un cartel blanco indica ARGENTINA CEMETERY, no puedo expresar conpalabras la tristeza que causa el solo ver ese cartel.
Cuando llegamos al cementerio me encontré con la desagradable sorpresa deque un contingente de turistas chilenos estaba allí, sacándose fotos en lastumbas como si fueran un personaje de Disney, se me revolvió el estomago desolo verlos, inmediatamente le pedí a Libstone que por favor los hicieraretirarse del lugar cuando yo estuviera allí, El marine, como siempre, seopuso alegando que solo eran turistas y que tenían tanto derecho como yo deestar allí, a lo que me limite a contestar “Esto no es un shopping! Esos sonMIS muertos!”Listone interrumpió la discusión entre el marine y yo y aceptomi pedido procediendo a retirar al contingente del lugar, quienes sequedaron detrás del cerco observando todo. Volví a la van, busque mi mochilay de allí saque una bolsa llena de pins idénticos al de los veteranos deguerra, 649 pins, uno por cada cruz, uno por cada uno de ellos los cuales notuvieron la oportunidad de volver para que se los condecorara, aquellos quehabían dado su vida para que esa condecoración hoy tuviera sentido.Nuevamente el marine irrumpió oponiéndose me quito la bolsa de las manos, medijo que el reglamento prohibía los colores celeste y blanco sobre sueloisleño, a lo que sutilmente le respondí “intente cambiarle los colores alcielo Tte, y dígale a Dios que el reglamento no lo permite”, se enfureció detal manera, me insulto con todos los agravios de su pobre vocabulario, perootra vez, como siempre, salió Libstone en mi defensa, preguntó que sucedía,el le contó su versión de los hechos, yo solo me limite a apelar a su lógicapero por sobre todo a su corazón: -“Tte. sepa Ud. que conozco perfectamenteel reglamento y que no es mi intención ponerlo en compromisos, pero con unamano en el corazón dígame a quien ofendo colocando estos pins en lascruces?Ud es un hombre de armas, lleva años peleando,y seguramente ha vistomorir a muchos de sus camaradas, no es acaso mayor falta de respeto el nopermitirle a un caído en combate,a alguien que ha dejado su alma peleandopor su patria,tener consigo la bandera por la cual murió?- Se hizo un gransilencio,Libstone dudaba entre lo que debía hacer y lo que la realidad queyo cruelmente le había mostrado,finalmente asintió,y no solo eso,sino quefue el quien me ayudo a poner los pins en las cruces,una por una y ante lavista de todos. Cuando terminamos,volví a la van y baje un grabador chicoque tenían ellos en la base,había llevado un cd de la fanfarria altoPerú,con el himno grabado.Fui directo hacia la cruz que preside elcementerio y puse a sus pies el grabador ,y ahí comenzó a sonar,esaintroducción majestuosa y hasta omnipotente de nuestro HimnoNacional,haciéndose oír con las mas hermosa supremacía,frente atodos,chilenos,británicos y cubriendo de gloria todas esas cruces blancasque hasta ese día solo habían sido acompañadas por la voz del viento y losacordes del silencio de la mas absoluta soledad del lugar. Ahí,soloahí,preste verdadera atención a lo que nuestro Himno decía,cada una de suspalabras parecía justa para cada momento.La emoción me embargo porcompleto,el llanto casi ni me dejaba cantar,llegada la ultimaestrofa,comprendí que justamente eso fue lo que nunca hicimos,comprender,sipor un segundo nos detuviéramos a analizar esas palabras que tantas vecescantamos por inercia tendríamos la respuesta mas noble a la eterna y absurdapregunta popular “Por que tuvimos que pelear en Malvinas?”Interesespolíticos?tal vez, Demagogia militar?tal vez,pero la verdadera respuestaestaba ahí: -“ Sean eternos los laureles que supimos conseguir! Coronados degloria vivamos...O juremos con gloria morir”,y claro que asi fue,murieroncon la mayor de las glorias,murieron por su patria,por su gente,por subandera,pelearon y murieron en Malvinas por la sencilla razón de serARGENTINOS. Libstone no podía creer lo que veía,de hecho,no lo podíaentender,en su mentalidad estricta y su corazón cegado no cabía la idea deque alguien sin relación alguna con esas cruces pudiera llorar hasta elahogo por esa causa.Se me acerco y con total frialdad intento consolarmediciéndome “Don´t cry it´s just war”-(no llores,es solo una guerra)- Lo mireanonadada,y le respondí:” No es solo una guerra,son personas,como Ud comoyo,con un padre,una madre,una esposa y hasta tal vez hijos,hijos sin laoportunidad de tener a su padre,padres sin la oportunidad de volver a ver asus hijos y ni siquiera poder tener una tumba donde llevar una flor...esoes!” automáticamente bajo la vista,como avergonzado y no volvió a hablar.
Ya de vuelta en Puerto Argentino,le pedí que me llevara a una capillita a lacual asistían los veteranos durante la guerra para recibir la misa,la únicacapilla católica del lugar ya que en su mayoría son todosanglicanos.Listone me llevo hasta alli.Una vez dentro vino a recibirnos elPadreWilliam O´Connelly,un sacerdote católico de Irlanda del Sur,de unos 80años,el mismo que había estado ofreciendo el santo sacramento en aquellaoportunidad durante el 82. Nos hizo pasar a la sacristía y nos ofreció eltípico te ingles earl grey,pero Libstone no acepto y solo se limito aquedarse parado en la puerta observando y escuchando la conversación.Advertí al Padre que conocía los reglamentos y que no era mi intencióncausarle problemas,pero que aun conociendo las prohibiciones había llevadoconmigo una bandera de ceremonia argentina y que mi intención era ofreceruna misa por las almas de los caídos en combate argentinos y que la mismafuera bendecida durante la ceremonia,de este modo seria la única banderanacional bendecida en suelo malvinense.El Padre acepto sin bacilar,por elcontrario manifestó estar orgulloso de poder hacerlo y que la bendición deDios no se le niega a nadie,fuera cual fuera su nacionalidad. Durante lacharla empezó a contar todo lo que había vivido en aquel entonces,la capillaera victima del continuo bombardeo británico,fue prácticamente destruida yse la utilizaba como hospital de campaña improvisado.-“Vi a hombres lloracomo chicos y a chicos pelear como hombres,pero por sobre todas las cosasfui testigo de un valor admirable” comento. Libstone ajeno a laconversación,escuchaba con gran atención. Cuando salimos del lugar mesugirió la idea de invitar a la población de Puerto Argentino y lo único queatine a hacer fue a reírme,le dije que en la mentalidad del isleño losargentinos eran locos invasores y que nadie iba a querer ir,que eraridículo.Sin embargo insistió,por lo que termine aceptando su idea y lo dejea cargo pero sin ninguna esperanza de que eso funcionara.
Al otro día,después de haber recorrido la Gran Malvinas y de haberme enteradoque estaba bajo bandera chilena,como premio por su gran apoyo a Inglaterraen la guerra,salimos de la base hacia Pto Argentino para oficiar lamisa,para mi total sorpresa la capilla estaba llena de gente y en su mayoríahabían llevado ofrendas florales.No podía salir de mi asombro ni tampocopodía contener las lagrimas.Libstone se acerco y orgulloso de su logro mepregunto:-“No estas contenta?vino mucha gente” a lo que le respondí queobviamente estaba feliz por lo que veía,que nunca había pensado que losisleños pudieran algún día llegar a asistir a un homenaje a caídosargentinos,pero que lo que me entristecía era que si eso mismo lo hubierahecho en cualquier parte del país,la respuesta hubiera sido muy distinta”ahíel que no entendió nada fue el pero bueno eso era algo muy difícil deexplicar. La misa se llevo a cabo,la bandera fue bendecida mientras en elórgano se entonaba el “Salve Argentina” con las partituras que yo mismahabía llevado.Terminada la ceremonia,recibí las ofrendas florales y nosdispusimos a retirarnos a la base. Puse las flores en los brazos de Listonesy le dije que las guardara que al día siguiente las llevaríamos a SanCarlos. Entonces me pregunto por que habríamos de llevarlas allá,le dije quequería llevarlas al cementerio ingles,se quedo mirándome sin saber que deciry solo pregunto-“por que vas a llevarle flores a ellos,mataron a tu gente”“y mi gente los mato a ellos” le conteste,en una guerra se pierden vidas deambos bandos,pero todos son personas comunes y corrientes,a veces sin sabersiquiera la causa por la que se pelea,pero lo mas importante es que mas alláde cualquier bandera,creencia,religión,ideología política todos se merecenuna flor o un padre nuestro”,no me dijo nada,se le llenaron los ojos delagrimas y disimulando me dio un beso en la mano,como quien da las gracias.Efectivamente al otro día fuimos a san Carlos a llevar las flores,cuandotermine de colocarlas lo tome de la mano y le sonreí,el estaba comoconsternado,cuando lo iba a soltar,me volvió a sujetar la mano,me miro a losojos y me dijo:- “En los 4 meses que llevo aquí nunca se me ocurrió siquierapisar este lugar,y vos les trajiste flores”,-“Desde que llegaste,todo lo quecreí que sabia a la perfección se me desmorono,me di cuenta de que no sabianada...de la vida...no sabia nada. Hice de la guerra mi modo de vida,peleodesde que tenia 12 años,no conozco otra forma de vida que no sea esta,peronunca vi. el lado humano de la guerra,para mi solo era un trabajo y para mipueblo un nombre mas en una placa si algún día me llego a morir pero nadamas que eso.Nunca supe lo que es pelear por defender mi bandera,yo siemprefui el que ataco,recién con vos aprendí eso. Lo verdaderamente triste es queyo soy conciente de que nunca voy a tener a nadie que llore por mi de laforma en la que vos lo hiciste,ni mucho menos que haga todo lo que voshiciste aun sin siquiera conocerme,ese es un privilegio que al parecer solotienen ustedes.También me di cuenta de lo solitaria que es y va a seguirsiendo mi vida,porque yo se que de acá voy a ir directo a algún otro lugar apelear y que clase de vida podría ofrecerle a una mujer o a mis futuroshijos,un padre ausente o en el peor de los casos un padre muerto,no,seriamuy egoísta de mi parte tener una familia,yo elegí esto y debo afrontarlosolo” Me dio tanta pena oír todo eso! Lo Vi. tan triste,a ese que creía tanprofesional e insensible,pero si había algo bien claro era que ese viaje noshabía servido a los dos para ver la vida de una forma muy distinta.
Al día siguiente Libstone me llevo el desayuno a la habitación,nos habíamoshecho muy buenos amigos.Ahí fue cuando me comunico que había pronostico detemporal para el otro día y que por la probabilidad de que se cerrara elaeropuerto y se me venciera la visa Devi volver un día antes. Esa tardefuimos a un lugar cercano al camino que unía el antiguo aeropuerto de MountPleasant con Puerto Argentino,allí estaban apostadas la mayoría de lasunidades argentinas de infantería y artillería de defensa aérea,los pozos aligual que todo el resto del lugar estaban intactos,frente a esa imagen seencontraba el mar,con esas playas de arenas blancas,esas aguas transparentesy turquesas paradisíacas y pingüinos por doquier.Al lado de uno deellos,sobre un puentecito roto me senté a mirar el mar,era mi despedida dellugar,Libstone me observo algo triste,me pidió permiso para sentarse a milado y como queriendo levantarme el animo me comento:- “Cuando no estoy deltodo bien,trato de recordar cosas bonitas o de aferrarme a algo muy Mio,deesa manera se me pasa”le sonreí agradecida por su intento de alegrarme unpoco y le respondí que por mas que el lugar fuera hermosísimo,a mi se mehacia muy difícil pensar en algo lindo en ese lugar y que no tenia nada Miopara aferrarme allí” a lo que el tomo un puñado de turba con su mano,abrióla mía ,puso la turba en mi mano y me hizo cerrarla diciéndome “Eso estuyo,o no es la razón por la que estas acá?”no hicieron falta maspalabras,por fin estábamos hablando el mismo idioma.
Se hacia tarde,ya era hora de volver a armar el equipaje para regresar aBuenos Aires,asi que emprendimos la vuelta a la base,pero de pronto,algo medetuvo,nunca supe bien que,pero algo me decía que debía hacer algo antes deirme.De los centenares de pozos que había en el camino solo me detuve frentea uno,era ese,no otro. Después de discutir con Libstone logre que me dejaraentrar,buscaba entre el barro no sabia que,pero buscaba sin parar.Y loencontré,encontré un casco todo embarrado y tras un trato con Libstone y suincondicional amabilidad,aun jugándose su carrera me permitió llevármelo ala base,por supuesto sin que nadie lo supiera,nos encerramos en elbaño,lavamos el casco y en su interior,en el endocasco tenia grabado acuchillo o vaya Dios a saber con que elemento punzante el nombre del soldadoal cual había pertenecido y durante 24 años había estado ahí abajo esperandoa su dueño inútilmente. Llame a Buenos Aires,en el casco también figuraba elnombre de su unidad,me dijeron que figuraba en la lista de caídos encombate. El casco llego a Buenos Aires en abril del 2006,gracias a Libstone.
Ricardo Mario Gurrieri,murió a los 19 años de edad,un 25 de mayo al mediodía,el día de la Patria,al ser alcanzado por una esquirla de una mina de 500libras con espoleta a retardo. En sus cartas manifestaba estar orgulloso yfeliz de estar alla,defendiendo su tierra,su bandera. La ultima carta laescribió una hora antes de morir,su post data decía: -“Mamy no te preocupespor mi,yo voy a estar bien y te prometo que pase lo que pase algún día,dealgún modo voy a volver”
El casco hoy esta sobre su cama,en su casa,con su mama.
Ricardo Gurrieri padre,fue veterano de de la segunda guerra mundial bajo lasordenes de Rommel.Estuvo como prisionero de guerra en manosbritánicas,soporto todo tipo de torturas y 5 simulacros de fusilamiento.Cuando la guerra culmino vino a la Argentina ,como tantos otrosinmigrantes,en busca de un hogar en paz para poder formar su familia y nuncamas tener que pasar por el horror de la guerra. Paradójicamente el destinoquiso que la guerra se llevara a su hijo menor,a manos del mismo enemigo queel burlara 43 años atrás. escribió un libro contando su historia llamado“Del Africa a las Malvinas”. Construyo de su bolsillo el monumento a loscaídos en Malvinas de la ciudad de Mar del Plata y una vez inauguradofalleció.
Tras tres años de burocracia y perseverancia desde el día de mi vuelta delas islas,logre que el gobierno volviera a subvencionar los viajes aMalvinas para los familiares de nuestros héroes,y que el gobierno autónomode las islas otorgara un permiso especial para que en el año 2007 elrompehielos ARA Almirante Irizar puediera ingresar al territorio marítimoisleño para poder retirar de Puerto Argentino muchos de los resabios deguerra que allí se encuentran,con el objeto de repatriarlos y que fueranexpuestos en Buenos Aires,pero tal logro fue tomado con Total y absolutaindiferencia por el Almirante Godoy,Jefe de Estado Mayor de la Armada,quiense negó a dar la orden al rompehielos para que se desviara a las islasMalvinas durante su vuelta de la campaña antártica.
Hoy ,ya cumplida mi misión de poder ayudar a los familiares de los caídos enla gesta para que pudieran viajar a visitar sus tumbas,solo me resta seguirdifundiendo la verdad sobre nuestra historia,y que esta parte tan importantede nuestra historia contemporánea no siga siendo pisoteada por ideologíaserradas,que no solo no son constructivas para la nación sino que hacen de unacto netamente heroico y necesario un hecho aberrante ,el cual en vez deinspirar orgullo solo inspira lastima y siembra rencores. Malvinas,no fueuna locura que se le ocurrió una noche a un loco borracho,Malvinas fue,es ysera siempre una causa justa,la cual fue defendida de la manera masextraordinaria y admirable,decir lo contrario es faltarle el respeto a las649 almas que quedaron allí en pos de esa causa justa.
Un pueblo sin memoria está condenado a repetir su misma historia, y si esamemoria no está completa o esta tergiversada entonces ese pueblo solo va agenerar herederos del odio, generación tras generación.
Compartir
ELPUERTO ARGENTINO SE LLAMA PUERTO ARGENTINO PORQUE LAS ISLAS MALVINAS SON Y SERAN POR TODA LA VIDA ARGENTINA - LS INGLESE SABEN MUY BIEN QUE SE VAN A TENER QUE IR QUIERAN O NO QUIERAN . ELLOS NO SON DUEÑOS DEL MUNDO--LOS LOS TIEMPOS CANVIAN COMO LOS IMPERIOS QUE UN DIA CAEN POR SU PROPIO PESO-LO QUE NO ES DE UNO SE TENDRA QUE DEVOLVER TARDE O TEMPRANO.TENGAN EN CUENTA ESO INGLESES, PIRATAS
Nota de Juan Segundo Quinteros,muchas gracias!!!
ResponderEliminar